Nutrición infantil
Desde el nacimiento hasta los dos años de edad—período que se caracteriza por el rápido crecimiento—el aumento en el peso y en la altura son los principales índices del estado nutricional de una persona. Se recomienda amamantar a los recién nacidos durante los primeros cuatro a seis meses de vida, sobre todo por los beneficios nutricionales e inmunológicos que brinda la leche materna. Pese a que se recomienda amamantar al recién nacido, también se le puede alimentar con una fórmula para bebés, fortificada con hierro, si es que la madre no puede darle el pecho.
Desde el nacimiento hasta los cuatro meses de edad, los recién nacidos y los bebés aún no pueden recibir alimentos sólidos. No han desarrollado, aún, los movimientos de la boca y de la lengua, necesarios para tragar alimentos sólidos de manera efectiva, por lo que, se podrían atragantar. Además, su estómago no está preparado para digerir alimentos sólidos. En ocasiones, comenzar con alimentos sólidos desde muy temprano, puede hacer que el bebé desarrolle alergia a ciertos alimentos. Contrario a lo que la gente cree, los alimentos sólidos no ayudarán a que los bebés permanezcan más tiempo sin comer, ni a que duerman mejor durante la noche, ni tampoco mejora la nutrición de sus dietas.
Uno de los trastornos de la alimentación más frecuentes durante la infancia es la anemia por deficiencia de hierro. Esta anemia se detecta por medio del análisis del contenido de hemoglobina o hematocrito en la sangre. Por lo general, los alimentos sólidos se introducen en la dieta de los bebés entre los 4 o 6 meses de edad, la cual debe basarse principalmente en cereales fortificados con hierro, como el arroz, para ayudar a prevenir la anemia por deficiencia de hierro. Otros alimentos tales como purés de frutas y verduras, y jugos de frutas, se van introduciendo de forma gradual en la dieta. Cuando alcanzan los 12 meses, la mayoría de los bebés ya está comiendo pequeñas cantidades de todo tipo de alimentos. Además de la edad, las siguientes son algunas señales adicionales que nos indican que un bebé está listo para comenzar a tomar alimentos sólidos:
El bebé puede mantener la cabeza erguida cuando está sentado.
En ocasiones, el bebé abre la boca cuando se le acerca un bocado.
El bebé demuestra interés en los alimentos que otras personas están comiendo.
El bebé es capaz de tragar la comida para bebés que tiene en la lengua.
Los bebés siempre deben estar sentados cuando coman o tomen algo y tener una posición desde la que puedan ver la cara de la persona que los está alimentando. La hora de la comida siempre brinda una gran oportunidad para que los bebés y quienes los atienden sonrían, interactúen y disfruten de estar juntos. Además, no debe alimentarse a los bebés cuando los padres estén apurados o tengan poco tiempo. Otro punto importante es que el apetito de los bebés es muy variable, y ellos mismos se encargarán de informar ,a quienes los atienden, que ya no desean comer más, cuando rechacen la comida que se les acerca con la cuchara, o cuando cierren la boca y no la abran para recibir alimento. Jamás se debe forzar a los bebés a comer después de que hayan demostrado que ya están satisfechos.
En los niños menores de dos años, la grasa de los alimentos juega un papel fundamental en la formación de los tejidos vitales de nervios y cerebro. Los profesionales de la salud no recomiendan dar a los niños alimentos reducidos en grasa. Por ejemplo, se aconseja usar leche entera en vez de leche descremada o sin grasa.
Para ayudar a evitar la aparición de las caries del biberón, quienes atienden a los bebés jamás deberían ponerlos a dormir con un biberón de leche o de fórmula .
Los años del crecimiento
Las recomendaciones de alimentación para los niños mayores de dos años no son muy diferentes de las que se aplican a los adultos (vea Información sobre nutrición en los adultos). Sin embargo, las recomendaciones para los niños están diseñadas para promover el crecimiento y el desarrollo óptimos, y por lo tanto, quizás no sean tan restrictivas como las que se aplican a los adultos. Una amplia variedad de alimentos ricos en nutrientes esenciales es necesaria para los cuerpos en crecimiento, y forma la base de todas estas recomendaciones.
Tal como se indica en la Pirámide de la Alimentación, debe incluirse cereales ricos en hidratos de carbono, frutas y verduras, necesarios para proporcionar las vitaminas, los minerales, las fibras y la energía que son vitales para la buena salud. Las cantidades adecuadas de productos lácteos, carnes magras, pescado, aves, huevos, frutos secos y nueces, también proporcionan los nutrientes que contribuyen a un crecimiento y un desarrollo correctos.
La mayoría de los niños crecen aproximadamente dos pulgadas y aumentan entre cuatro y siete libras por año. Entre los 6 y 12 años, los jóvenes crecerán un promedio de 1 a 2 pies y prácticamente duplicarán su peso. Un peso demasiado bajo en relación con la altura podría estar indicando un cuadro de desnutrición aguda; un peso demasiado bajo en relación con la edad podría estar indicando un cuadro de desnutrición crónica. La falta de crecimiento puede deberse a la desnutrición, a trastornos psicosociales, trastornos en la alimentación, enfermedades crónicas subyacentes, infecciones u otros factores.
Pese a que, a menudo, los niños tienen preferencia por algunas comidas y les desagradan otras, los dietistas y nutricionistas recomiendan a los padres que ofrezcan a los niños una amplia variedad de alimentos, para lograr que los niños prueben distintas cosas en pequeñas cantidades, sin forzarlos demasiado. De esta manera, los niños llegan a aceptar y a disfrutar de nuevos alimentos. Además, los especialistas en nutrición recomiendan a los padres que no insistan a sus niños para que "limpien sus platos." Los niños pueden decidir qué porción desean tomar, siempre y cuando los alimentos sean sanos y nutritivos. Para finalizar, se aconseja a los padres evitar usar la comida como un método para premiar o castigar un comportamiento.
Nutrición en los adolescentes
Los adolescentes necesitan nutrientes adicionales para soportar el crecimiento que se produce en esta etapa, que comienza en las niñas a los 10 u 11 años, alcanza su pico a los 12 y culmina a los 15. En los varones, comienza a los 12 o 13, tiene su pico a los 14, y termina aproximadamente a los 19.
Además de otros nutrientes, las cantidades adecuadas de hierro y calcio son especialmente importantes en las etapas en que, el cuerpo adolescente, soporta este período de crecimiento intensivo. Entre los 9 y los 18 años, tanto los varones como las mujeres deben consumir una dieta rica en calcio (1300 miligramos por día) para asegurar un adecuado depósito de calcio en los huesos. Esto puede ayudar a reducir la incidencia de osteoporosis durante la vejez. Si toma un mínimo de tres porciones de productos lácteos al día, logrará el consumo de calcio recomendado. Aquellas personas que no desean consumir productos lácteos, deberían incluir en su dieta otras fuentes de calcio, tales como verduras de hoja verde productos de soya fortitificados con calcio y otros alimentos y bebidas similares.
Las necesidades calóricas de los adolescentes varían en función de su ritmo de crecimiento, su grado de maduración física, composición corporal y nivel de actividad. El sobrepeso es uno de los problemas más serios relacionados con la nutrición en los adolescentes, especialmente entre los americanos nativos, hispanos y afroamericanos.
Los trastornos de la alimentación que se presentan durante la adolescencia, en ocasiones, se deben a las elecciones que realizan los jóvenes, influidos por las presiones sociales que los fuerzan a lograr los ideales culturales de delgadez, ganar la aceptación de sus parejas o afirmar su independencia de la autoridad paterna. Los trastornos de la alimentación son la anorexia, la bulimia y el comer compulsivo, o cualquier combinación de éstos. Cada uno de los trastornos se basa en criterios específicos de diagnóstico. De acuerdo con el Centro Nacional de Estadísticas de Salud (National Center for Health Statistics), una de cada 100 mujeres de entre 12 y 18 años padece de anorexia nerviosa, un trastorno que hace que las personas limiten al máximo su consumo de alimentos. Tanto la anorexia como la bulimia (un trastorno por el cual las personas comen hasta el hartazgo para después purgarse vomitando o usando laxantes) pueden ocasionar convulsiones, insuficiencia renal, arritmias, osteoporosis y erosión dental. Quienes padecen el trastorno de comer compulsivo, o quienes se alimentan hasta llegar al hartazgo, corren el riesgo de padecer ataques cardíacos, alta presión arterial y altos niveles de colesterol, enfermedades o insuficiencia renal, artritis, deterioro óseo y apoplejía.
Patrones de comidas
Para satisfacer las necesidades de energía, los niños y los adolescentes deberían tomar como mínimo tres comidas al día, comenzando por el desayuno. Existen estudios que demuestran que tomar un buen desayuno influye, tanto en el rendimiento mental, como en el físico, es decir, si un niño toma su desayuno, es posible que esté más atento en la escuela y pueda aprender mejor y lograr un mejor rendimiento en los deportes y en otras actividades físicas.
Los refrigerios también constituyen una parte integral en los patrones de comidas de los niños y adolescentes. Por lo general, los niños más pequeños no pueden comer gran cantidad de alimentos de una sola vez y, es por eso, que al poco tiempo vuelven a tener hambre. Se recomiendan especialmente los refrigerios de media mañana y media tarde para los niños de esta edad.
Los adolescentes activos que están en pleno crecimiento tienen grandes requerimientos energéticos. Aunque hayan tomado una comida sustanciosa, es posible que necesiten de algún refrigerio adicional entre las comidas, que les aporte la energía y los nutrientes que necesitan.
No sólo a los adultos les preocupa el tema del manejo de peso. Además del aumento en el número de adultos obesos o con sobrepeso, debemos decir que también está aumentando la cantidad de niños y adolescentes que padecen estos tipos de problemas. Datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (NHANES 1999-2000) indican que 10 por ciento de los niños de entre 2 y 5 años de edad y 15 por ciento de los niños y adolescentes de entre 6 y 19 años de edad tienen sobrepeso en los Estados Unidos. La prevalencia de sobrepeso en la población de niños y adolescentes se ha duplicado en los últimos veinte años y triplicado en los últimos cuarenta años. Existen otros estudios que demuestran que entre 20 y 40 por ciento de los jóvenes estadounidenses no son aptos físicamente. Sólo un pequeño porcentaje de niños obesos puede atribuir su problema a trastornos endócrinos u otros problemas físicos similares. El sobrepeso y la obesidad pueden determinarse por el �ndice de Masa Corporal (IMC).
Cuando los niños tienen sobrepeso, los profesionales de la salud recomiendan una dieta saludable y la práctica de actividad física como un enfoque de por vida para controlar el peso corporal y mantener la buena salud y la calidad de vida.
Las Guías alimentarias también indican que los niños de más de 5 años de edad deben consumir una dieta moderada en grasa total (30 por ciento o menos de calorías) y baja también en grasas saturadas (menos de 10 por ciento de calorías).
Históricamente, los especialistas en nutrición han centrado su atención en el consumo de alimentos, cada vez que proporcionan a los consumidores consejos sobre la dieta apropiada. Por primera vez en 1995, la revisión de las Guías alimentarias para los Estadounidenses, incluyó la siguiente recomendación: "Equilibre los alimentos que ingiera con la práctica de actividad física. Mantenga su peso." La revisión del año 2000 de las Guías alimentarias incluye dos lineamientos similares: "Apuntar a lograr un peso saludable" y "Practicar actividad física todos los días." En 1996, el Cirujano General, publicó el Informe sobre Actividad Física y Salud, en el que se resaltaba la importancia de este tema. Alienta la actividad física en niños y adolescentes ya que se supone que estos comportamientos, una vez adquiridos, continuarán en la edad adulta.
Los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades (Centers for Disease Control and Prevention) y el Colegio Americano de Medicina del Deporte (American College of Sports Medicine) recomiendan: "Todos los adultos deberían realizar un total de 30 minutos o más de actividad física de intensidad moderada, de preferencia, todos o prácticamente todos los días de la semana." Estos informes aprovechan la oportunidad de promover la actividad física como parte de un estilo de vida saludable, tanto para niños como para adultos. Además la recomendación para los niños de entre 5 y 12 años es de por lo menos 60 minutos de actividad física moderada y vigorosa, 5 o más días a la semana; y para los adolescentes, un mínimo de 30 minutos de actividad moderada y vigorosa, 5 o más días a la semana.
Además de reducir los posibles problemas que podrían presentarse en la salud, la actividad física proporciona más flexibilidad a los consumidores para que amplíen sus opciones de alimentación. Al aumentar el gasto de energía, los niños, los adolescentes y también los adultos pueden ampliar la cantidad y variedad de alimentos que pueden consumir como parte de una dieta sustanciosa y nutritiva.